Finanzas éticas: qué son y cómo funcionan

Una asociación, aunque sea sin ánimo de lucro, suele generar movimientos económicos que tiene que gestionar adecuadamente. Por eso es necesario conocer qué opciones tenéis a vuestro alcance para poder operar con vuestro dinero desde una vertiente más ética, segura y comprometida con la transformación social.

En este artículo podéis encontrar qué son las finanzas éticas, cuáles son sus rasgos característicos y, sobre todo, cómo podéis identificarlas.

Glosario

  • Finanzas éticas: aquellas que hacen compatible la rentabilidad económica y financiera con la consecución de objetivos sociales y ambientales, poniéndolo al mismo nivel. Su finalidad es contribuir a la transformación social.
  • Entidad bancaria: institución financiera regulada por el Banco de España que se encarga de la intermediación financiera, principalmente captando ahorro o capital e invirtiéndolo en créditos y préstamos, entre otros servicios financieros.
  • Entidad parabancaria: entidad no regulada por el Banco de España que únicamente ofrece servicios financieros de ahorro, inversión y/o crédito. Por lo tanto, son entidades donde depositar los ahorros o pedir crédito, pero con las que no se puede operar en el día a día (hacer pagos, ingresos y transferencias inmediatas, por ejemplo).
  • Base cooperativa: modelo de gobernanza que, en las finanzas éticas, entiende a las personas no tan solo como clientas, sino como socias, que, además de aportar capital a la entidad bancaria, también forman parte de su funcionamiento. Este modelo de participación aumenta la transparencia de las gestiones financieras de la entidad.
  • Entidad aseguradora: una aseguradora o compañía de seguros es una empresa que se encarga de asegurar riesgos a terceros, de tal manera que protege, económicamente, los bienes materiales de los riesgos a los que estos están expuestos y asume las consecuencias económicas en caso de darse la circunstancia previamente estipulada.

Contexto histórico

Desde 1930, según lo que indica la FEBEA (European Federation of Ethical and Alternative Banks and Financiers) en su web, el negocio bancario, que originalmente tenía una participación social (casas de empeños, cajas de ahorro, bancos cooperativos o mutualidades, etc.), ha ido perdiendo sus características éticas originales. Eso provocó que surgieran los llamados “bancos éticos”, que responden cada vez más a las necesidades de aquellas personas que están excluidas del sistema bancario ordinario, a causa de la falta de rentabilidad de su actividad económica, y a las necesidades de las ahorradoras e inversoras que cada vez están más interesadas en controlar la manera como se utilizan sus ahorros.

En los años 60, en la época de la Guerra del Vietnam, surgió también un movimiento llamado “No con mi dinero”. Este movimiento estaba liderado por un grupo de personas que no estaban dispuestas a que la banca ordinaria y tradicional financiara conflictos bélicos con su dinero. Por lo tanto, la ética en el mundo de las finanzas nace hace más de 50 años, a pesar de que se haya oído hablar de ella mucho más en las últimas décadas.

Así pues, con este precedente, actualmente las instituciones financieras éticas se están convirtiendo de nuevo en un instrumento de desarrollo para el territorio y para las nuevas iniciativas sociales y medioambientales. Este camino va en la dirección opuesta del escogido por los bancos convencionales, que cada vez está más orientado al lucro y a la acumulación de beneficios, como nos demuestran los informes de la campaña Banca Armada y los datos sobre las inversiones en energías fósiles de la mayor parte de los bancos, a pesar del uso creciente del llamado greenwashing (“ecoimpostura”) y socialwashing.

¿De qué hablamos cuando hablamos de finanzas éticas?

Las entidades que forman parte de las finanzas éticas operan como bancos o como cooperativas de servicios financieros y, por lo tanto, ofrecen gran parte de servicios y productos que tiene el sistema bancario tradicional. Guardan el dinero y los ahorros de personas, colectivos, empresas, etc. Y, con parte de este dinero, conceden préstamos o financian otros proyectos o personas. Entonces, ¿dónde está la diferencia entre estos dos modelos financieros?

Las finanzas éticas, más allá de velar por el beneficio económico, ponen al mismo nivel el impacto social y medioambiental que pueden generar a partir de su ejercicio, sobre todo con los proyectos que financian. Podemos detectar en su manera de trabajar una mirada colectiva hacia el impacto que pueden causar. Por eso, muchas de las entidades que forman parte de las finanzas éticas funcionan bajo modelos de gestión cooperativa, de tal manera que las personas no solo son clientas de la entidad, sino que además son socias y tienen pleno derecho a participar en los procesos de toma de decisiones, independientemente del capital económico que hayan aportado.

En resumen, las finanzas éticas se caracterizan por trabajar con dinero como el resto, pero compaginando la rentabilidad económica con un impacto y transformación social positivos, sea en el entorno más inmediato o bien en todo el mundo; porque no es igual de dónde venga, ni a expensas de qué se genere nuestro enriquecimiento.

Para poder identificar las finanzas éticas, FETS (Financiación Ética y Solidaria) elaboró un catálogo llamado Dinero ético donde se establecen siete características que definen las entidades para poder ser consideradas miembros del ecosistema de las finanzas éticas. Las citamos a continuación:

  1. Ética por dentro y por fuera. Las entidades de finanzas éticas se guían por principios que comprenden desde su política de inversiones hasta su estructura organizativa.
  2. Economía real. Las entidades de finanzas éticas huyen de inversiones especulativas e invierten en economía real y solidaria, es decir, en aquellos proyectos que repercuten positivamente sobre la calidad de vida de las personas, aportan una serie de beneficios sociales y promueven el desarrollo sostenible.
  3. Sostenibilidad. Las entidades de finanzas éticas aplican criterios éticos y sociales para evaluar la responsabilidad ética, social y medioambiental de los proyectos que solicitan financiación. De este modo, garantizan que ofrecen apoyo económico a proyectos con alto impacto social, ambiental y cultural.
  4. No con mi dinero. Las entidades de finanzas éticas excluyen cualquier inversión en aquellos ámbitos que vulneran los derechos humanos y la justicia social y ambiental.
  5. Inclusión financiera. Las entidades de finanzas éticas facilitan el acceso al crédito a colectivos a menudo excluidos del sistema financiero: se calcula que más de la mitad de la población adulta del mundo no tiene acceso a productos y servicios financieros de calidad.
  6. Participación. A menudo, las entidades de finanzas éticas se organizan de manera participativa y democrática en forma de cooperativas en las que las personas socias deciden, con independencia del capital aportado, y hacen prevalecer el principio “una persona, un voto”.
  7. Transparencia. Las entidades de finanzas éticas garantizan el principio de transparencia a la ciudadanía y, en particular, a las personas o entidades ahorradoras, que saben qué están financiando con sus ahorros.

Mapa de entidades

Actualmente, podéis encontrar estas entidades de finanzas éticas en Cataluña, que también operan en otros territorios.

Entidades bancariasEntidades parabancarias
De base no cooperativaTriodos
De base cooperativaFiareCoop57
Oikocredit

En el apartado de “Mapa de entidades” del recurso de Tesorería Transformadora, encontraréis una tabla que amplía la información sobre estas entidades.

Además, FETS (Financiación Ética y Solidaria) ha elaborado un ranking de las principales entidades del sector bancario en relación con los principios de las finanzas éticas. Este gráfico muestra el grado de cumplimiento de los principios de las finanzas éticas por parte de las diferentes entidades, para evitar la confusión que pueden generar las técnicas de greenwashing que utilizan algunas entidades financieras convencionales para limpiar su imagen. Podéis consultar este recurso en el web del… ¡Escáner de las finanzas éticas!

También existen entidades aseguradoras y corredurías que están certificadas por el sello EthSi, que valora el cumplimiento de criterios de transparencia y buenas prácticas del mundo asegurador.

Criterios de evaluación de la financiación

Los proyectos candidatos a ser financiados por estas entidades tendrán que pasar una evaluación tanto de viabilidad económica como de logro de criterios éticos. De este modo, antes de otorgar la financiación, las entidades bancarias se aseguran de que cada proyecto tenga un beneficio para las personas que lo han creado y que también beneficie a su entorno.

En primer lugar, las finanzas éticas buscan apoyar proyectos que, más allá de ser rentables económicamente, busquen un impacto social, cultural y/o ambiental, y que transformen las lógicas que perpetúan las desigualdades en el mundo. Aquellos que son de base cooperativa, refuerzan especialmente la transparencia y democracia en la gestión y, por lo tanto, como clientas socias, podemos decidir las políticas de financiación de la entidad. La apuesta de la financiación ética es contribuir a la economía social, solidaria y cooperativa, haciendo de los proyectos con los que colabora una herramienta de acción transformadora y comunitaria.

Así pues, cuando nos adentramos en el mundo de las finanzas éticas, encontramos dos métodos para evaluar los proyectos y tomar la decisión de cuál se financia:

  • Análisis técnico: estudio de la rentabilidad económica del proyecto, que establece la probabilidad de que el proyecto pueda salir adelante y se pueda devolver el dinero y los intereses con relación al préstamo que se haga.
  • Análisis ético-social: estudio del impacto social, cultural y ambiental que tendrá el proyecto, que también evalúa si cumple unos requisitos mínimos. De este modo, los proyectos con mayor impacto tienen más posibilidad de ser financiados.

Ambos balances tienen unos criterios preestablecidos por parte de la entidad, y un grupo de personas evalúa los resultados y toma la decisión final de otorgar el préstamo o la financiación que se pide. Cada entidad bancaria y parabancaria tiene sus mecanismos para hacer este tipo de evaluaciones, sean las trabajadoras de la entidad o bien una comisión creada por trabajadoras y/o socias.

Y ahora, ¿qué?

Si queréis saber cómo cambiaros a la banca ética o necesitáis una dinámica para trabajar las finanzas éticas, consultad el recurso “Tesorería transformadora: las finanzas éticas en el asociacionismo juvenil”.

Otros recursos de interés

Si tenéis dudas o necesitáis que os echen una mano, poneos en contacto con nosotros o pedidnos un asesoramiento gratuito escribiendo a info@crajbcn.cat, llamando al 93 265 52 17 o por Telegram o WhatsApp.

Este artículo ha sido elaborado por el CRAJ con la colaboración y el apoyo de  LaCoordi, FETS, Escoltes Catalans y Esplais Catalans.